El vasallo de Lord Voldemort
¡Hola guapichopis! ¡Viva la marcha! ¡Laralaralaraaaaa... ¿Que pasa, sui géneris?
Empezamos fuerte hoy ¿eh? Este loulogio... me puede con todo lo que hace.
23:43, llego a tiempo hoy también. Fiuuu. Salvado.
Antes de nada quería deciros que he intentado quitar las estúpidas cookies del blog (solo están para los que usan las analíticas de google o para los que ponen publicidad en el blog y como no hago ninguna de las dos cosas las cookies solo estorban). Pero en fin, después de malgastar una buena parte de mi tiempo buscando, no he encontrado nada. Así que lo siento si no te gustan las galletas, pero te las vas a tener que comer :c
Por cierto, debatiendo durante la cena con mi familia sobre un tema tan crucial como es el nombre que debería tener Sin Nombre salieron muchas ideas originales (Gumersinda, Bonifacio, Petronila, Citronela...) Y bueno, acabamos decidiendo llamarla.... No, no lo decidimos, pero sin duda fue una cena divertida.
Venga, respondo ya y os dejo con el capitulo.
Cinthia Tenshi: Vaya... Me has dejado sonriendo un buen rato, en serio, leer cosas como esa siempre hacen a uno feliz.
Isabel Gonzalo Colmenar: Vale, gracias por recordarmelo, haber si no se me olvida xD ¿Y en serio has vuelto a leértelo todo?
Anonimus Maximus: Que fácil es pedir que actualice más ¿eh? xD Esto consume muchas horas por corto que sea. Además, este capitulo es largo de narices, por mucho que el anterior fuese corto si hubiese tenido que hacer los dos la misma semana... Tela. Yo también he leído el fic que dices, lastima que siempre se queden a la mitad :c Entiendo que los que lo escriben se cansen y quieran dejarlo, pero siempre le va a doler a la persona que lo lee. Pero piénsalo, escribir un fic de este estilo te hace escribir una burrada... Consume muchísimo tiempo y lo único que te llevas a cambio es tu propia satisfacción y bonitos comentarios. Que no es poco. Pero hay gente adulta que trabaja y todo eso y no tiene tanto tiempo como yo que sigo siendo estudiante. Y, aunque no entro nunca a Pottermore si que tengo cuenta. Y soy Ravenclaw. Porque sí. Cada vez que pruebo una cosa de esas estoy en una casa diferente.
LaurieAngel: ¿Otra persona a la que se le borra el comentario? En serio, este blog tiene que aprender de una vez algo de educación. Espera que cojo el látigo y le doy unas buenas clases de como se debe tratar a la gente (si luego te da latigazos en vez de borrarte el comentario es que no he sido un buen ejemplo). Así que padres, no peguéis a vuestros hijos, que luego van por ahí borrando comentarios.
Son: Bueno, aparecen 31 personas que han pertenecido a Ravenclaw. Si a esos le restamos los que ya no están estudiando y los que son chicos, nos quedan 5 candidatos. Pero claro, no es ni Luna, ni Padma, ni Cho, ni su mejor amiga Marietta. Eso nos deja con 1: Lisa Turpin. Pero resulta que está en el mismo año que Harry y yo había dicho que está en tercero... Y bueno, mirando la wiki inglesa haber si alguien coincidía... Nop. S. Fawcett estaba en el club de duelo de Lockhart. Así que tampoco tiene la edad. Pero oye, has estado investigando ¿eh? Venga va, dime un nombre y un apellido y lo ponemos (le he pedido lo mismo a LaurieAngel, si dais dos nombres hacemos una mezcla de nombre de uno y apellido de otro).
Alma: ¡No me hables de Doofenshmirtz! Hoy mismo acabo de enterarme de que han cancelado Phineas y Ferb... ¿Como que "Last Day of Summer"? ¡El verano no puede acabar! Bueno, de hecho, creo que me gustaría también una serie de Phinieas y Ferb en la escuela, ¡la de cosas que podrían hacer en clase! Sería una especie de Tonari no Seki-kun versión americana.
VALE, ATENCIÓN TODO EL MUNDO. HAY UNA COSA QUE NO ME CUADRA EN ABSOLUTO, QUE NO ENTIENDO Y QUE, NO SE PORQUE, NUNCA SE ME HABÍA OCURRIDO.
FRED Y GEORGE TENÍAN EL MAPA DEL MERODEADOR... ¡PERO NO LO ENTIENDO! ¿COMO DEMONIOS NO HAN DICHO NADA SOBRE QUE SU HERMANO DUERME TODOS LOS DÍAS CON ALGUIEN LLAMADO "PETER PETTIGREW"?
Perdón por las mayúsculas, pero no he podido contenerme. Aaaaah... ¡Quiero gritar! ¡No entiendo nadaaaaaa!
Dejando eso aparte... Seguramente el domingo me vaya a la playa y me quede... un tiempo indefinido. No tengo portátil, así que me va a ser difícil escribir. Espero conseguirlo de alguna manera pero sino... Bueno, al menos estáis avisados.
Bye!
Empezamos fuerte hoy ¿eh? Este loulogio... me puede con todo lo que hace.
23:43, llego a tiempo hoy también. Fiuuu. Salvado.
Antes de nada quería deciros que he intentado quitar las estúpidas cookies del blog (solo están para los que usan las analíticas de google o para los que ponen publicidad en el blog y como no hago ninguna de las dos cosas las cookies solo estorban). Pero en fin, después de malgastar una buena parte de mi tiempo buscando, no he encontrado nada. Así que lo siento si no te gustan las galletas, pero te las vas a tener que comer :c
Por cierto, debatiendo durante la cena con mi familia sobre un tema tan crucial como es el nombre que debería tener Sin Nombre salieron muchas ideas originales (Gumersinda, Bonifacio, Petronila, Citronela...) Y bueno, acabamos decidiendo llamarla.... No, no lo decidimos, pero sin duda fue una cena divertida.
Venga, respondo ya y os dejo con el capitulo.
Cinthia Tenshi: Vaya... Me has dejado sonriendo un buen rato, en serio, leer cosas como esa siempre hacen a uno feliz.
Isabel Gonzalo Colmenar: Vale, gracias por recordarmelo, haber si no se me olvida xD ¿Y en serio has vuelto a leértelo todo?
Anonimus Maximus: Que fácil es pedir que actualice más ¿eh? xD Esto consume muchas horas por corto que sea. Además, este capitulo es largo de narices, por mucho que el anterior fuese corto si hubiese tenido que hacer los dos la misma semana... Tela. Yo también he leído el fic que dices, lastima que siempre se queden a la mitad :c Entiendo que los que lo escriben se cansen y quieran dejarlo, pero siempre le va a doler a la persona que lo lee. Pero piénsalo, escribir un fic de este estilo te hace escribir una burrada... Consume muchísimo tiempo y lo único que te llevas a cambio es tu propia satisfacción y bonitos comentarios. Que no es poco. Pero hay gente adulta que trabaja y todo eso y no tiene tanto tiempo como yo que sigo siendo estudiante. Y, aunque no entro nunca a Pottermore si que tengo cuenta. Y soy Ravenclaw. Porque sí. Cada vez que pruebo una cosa de esas estoy en una casa diferente.
LaurieAngel: ¿Otra persona a la que se le borra el comentario? En serio, este blog tiene que aprender de una vez algo de educación. Espera que cojo el látigo y le doy unas buenas clases de como se debe tratar a la gente (si luego te da latigazos en vez de borrarte el comentario es que no he sido un buen ejemplo). Así que padres, no peguéis a vuestros hijos, que luego van por ahí borrando comentarios.
Por cierto, he estado mirando y mammonismo es la avaricia por lo material. Así que... ¿un mamón es alguien avaricioso? Espera, no, mamón es alguien que todavía mama... El mundo es muy complicado. Me mola pensar que has gastado de tu tiempo buscando un nombre para la Ravenclaw xD Venga va, dime un nombre y un apellido y se lo ponemos (le he pedido lo mismo a Son, si dais dos nombres hacemos una mezcla de nombre de uno y apellido de otro).
PD: ¡Si no comentas no hay capitulo! D: Okno, pero comenta, que eres una de esas personas que si no comenta me pongo triste, deprimido y me tapo los ojos con el pelo.
Son: Bueno, aparecen 31 personas que han pertenecido a Ravenclaw. Si a esos le restamos los que ya no están estudiando y los que son chicos, nos quedan 5 candidatos. Pero claro, no es ni Luna, ni Padma, ni Cho, ni su mejor amiga Marietta. Eso nos deja con 1: Lisa Turpin. Pero resulta que está en el mismo año que Harry y yo había dicho que está en tercero... Y bueno, mirando la wiki inglesa haber si alguien coincidía... Nop. S. Fawcett estaba en el club de duelo de Lockhart. Así que tampoco tiene la edad. Pero oye, has estado investigando ¿eh? Venga va, dime un nombre y un apellido y lo ponemos (le he pedido lo mismo a LaurieAngel, si dais dos nombres hacemos una mezcla de nombre de uno y apellido de otro).
Alma: ¡No me hables de Doofenshmirtz! Hoy mismo acabo de enterarme de que han cancelado Phineas y Ferb... ¿Como que "Last Day of Summer"? ¡El verano no puede acabar! Bueno, de hecho, creo que me gustaría también una serie de Phinieas y Ferb en la escuela, ¡la de cosas que podrían hacer en clase! Sería una especie de Tonari no Seki-kun versión americana.
Por cierto, mi filosofía aprueba el robo de oreos a personas deprimidas y, por supuesto, el galleticidio. Y ahora saltarás con "Pero estoy deprimida porque te has comido mi oreo" Bla, bla, bla. Detalles.
¿Seis de los grandes? Pero si eso es lo que me costó la hermana menor que compré como sustituta de tu hermana, que por cierto, se dedica a hacerme masajes en los pies día y noche. Creo que la estoy educando bien, ahora es capaz de trabajar mientras duerme. Aunque si quieres seis paquetes de oreo me parece bien, pero el transporte esta muy caro. Si pagas a un transportista experto en transportes de galletas (dulces, no saladas, que esos no tienen cuidado) le daré los seis paquetes al transportista y podrás disfrutar de seis paquetes de galletas gratis que te han costado más de lo que te habría costado a ti comprarlas. Aunque, claramente, recibirás un batido de chocolate como extra. Tampoco soy tan mala persona. Y sí, hace tanto calor que no puedo dormir. Parezco un criminal endiablado que estudia miles de posibilidades antes de llevar acabo sus fechorías con estas ojeras. Aah... ¿Por qué ya nadie quiere hacer una guerra de globos de agua? Maldigo al que inventó la madurez.
PD: Babeantes y bobos babuinos.
PD2: Intenta decir eso cinco veces más rapido.
Todos los personajes y los fragmentos del libro original pertenecen a J.K. Rowling.
EL VASALLO DE LORD VOLDEMORT
—Eso sobraba, Severus —le dijo Lily mirándole de forma severa.
(No se porque pero siempre me ha atraído esa frase, tiene... no se... ¿impacto?)
Los estudiantes tragaron saliva, no se esperaban una pelea a estos niveles.
¡PLAF!
Ante el asombro de todos en el comedor, la profesora McGonagall se había levantado y había propinado al profesor de pociones tal tortazo que, durante días, cada vez que vea su rostro en un espejo verá, de forma totalmente detallada, la mano de McGonagall.
—¡No pienso consentirte nada más! ¡Serás todo lo profesor que quieras, pero has sido mi alumno y, por lo que veo, no has madurado desde que terminaste los estudios! ¡Tratar a un estudiante de esa forma...
Snape no pudo hacer nada más que mirar fijamente el suelo sin decir nada.
Tras unos unos segundos de silencio, la lectura siguió su curso.
—Asqueroso hijo de puta —murmuró James con los ojos entrecerrados.
(Algunos de vosotros ya sabréis, por todo lo que llevamos de historia, lo poco que me gustan los insultos fuertes. Cosas como "bobo" me pueden parecer divertidas, pero algo como eso de arriba... No. Pero no voy a poner "Malvado chico malo" porque no le da gravedad al asunto, y no voy a poner $@#~€ o cosas por el estilo. Nada de censura.)
Lily cerró los ojos por un momento y suspiró.
Muchos sonrieron a Harry, pero más que nadie sus padres y Sirius y Remus.
Algunos bufaron discretamente por la respuesta.
Muchos miraron a Harry con los ojos muy abiertos, sorprendidos de que le haya gritado así a un profesor.
Lily dejó de leer de inmediato y se giró hacia Severus, dedicándole la mirada más fría que Severus había recibido en su vida. Sin molestarse en decir nada, siguió leyendo. Severus tragó saliva.
(Vale, no lo soporto más, cada vez que leo expeliarmo me duele el corazón. Voy a poner expelliarmus, que sino no me siento cómodo.)
—¡Expeliarmus! —gritó.
Todos le miraron impresionados.
—¿Va en serio? —preguntó Cho estupefacta.
Harry no pudo evitar sonreír levemente a pesar de saber que agredir a un profesor no era algo bueno.
Muchos fruncieron el ceño, sin comprender.
El trio tragó saliva, algo nerviosos, pero nadie les dijo nada.
Muchos miraron a Ron y a Hermione impresionados, no se esperaban que ellos hubiesen hecho eso y menos Hermione.
—Por fin dices algo con sentido —le dijo Tonks sonriendo.
Algunos tuvieron que contener la risa por la reacción de Hermione.
Todos escuchaban con atención, la respuesta a esta pregunta, sin duda, marcaría el que el trió le creyera o que le dieran por asesino.
Muchos (sobre todo sus padres) se alegraron de que hubiese una prueba de que Neville no había perdido las contraseñas. Se las habían robado. Pero eso no justificaba el hecho de que escribir las contraseñas en un papel fuera un acto riesgoso.
Todos en la sala estaban sin palabras
Lily dejo de leer. Su cuerpo temblaba y tenía los ojos cerrados. Ya sabía que eso había pasado. Ya lo sabía. Pero aún así... ¿Por qué, Peter? ¿Por qué?
Abrió los ojos decidida, Sirius y Remus habían cargado con esto, James también iba a hacerlo, así que ella tenía que hacerlo también.
Los tres merodeadores entrecerraron los ojos, molestos.
James se mordió el labio inferior mientras hacia fuerza con los ojos para retener las lagrimas que se acumulaban en ellos poco a poco.
Lily tuvo que hacer otra pausa para seguir leyendo, costaba leer cosas como esta y más cuando detrás de esas cosas está la razón de tu futura pasada muerte.
Lily apretó sus manos contra el libro con fuerza antes de seguir leyendo.
Nadie en el comedor pudo contener una sonrisa. Nadie. Ni el ministro, ni Snape, y, seguramente, ni Umbridge de haber estado en la sala.
Lily tragó saliva, iba a ser dificil leer esto.
Muchos tuvieron que reprimir aires de violencia al ver que Peter se dirigía a Harry, y al ver que le hablaba de su padre.
(Impresionante, en serio, esta es una de las frases que te marcan la vida)
Muchos miraron a Harry sorprendidos y sus padres sonrieron.
James sonrió de forma algo tristes, el tenía fresca la guerra que había en su epoca y sabía, que tanto como el como sus amigos habían tenido que enfrentarse a muchos mortifagos. Lo más seguro es que todos ellos fuesen ya asesinos. Pero, aún así, estaba muy orgulloso de su hijo.
Muchos asintieron de acuerdo.
—Normal —coincidieron muchos.
EL VASALLO DE LORD VOLDEMORT
¡Que hambre! ¡Que hambre! —repetía Ron sin parar mientras esperaba, como el resto de estudiantes, a que Dumbledore colocara las mesas y, por supuesto, la comida.
Pero, entre los que conocían lo que había ocurrido ese tercer año en Hogwarts, Ron era el único que podía esperar por la comida de esa manera. Harry estaba casi seguro de que en el siguiente capítulo aparecería Peter. Aparecería Peter hablando. Aparecería Peter siendo Peter, pero siendo un Peter que sus padres no conocían. ¿Como iban a tomarse todo lo que escucharan? Tragó saliva algo incomodo.
—Venga Harry, prueba estas alitas de pollo —dijo Ron tendiéndole un plato demasiado cerca de la cara haciendo que Harry dejase sus pensamientos a un lado—. Están buenísimas.
—Ron, traga antes de hablar —ordenó Hermione como buena madre novia—. Y tu siéntate Harry.
Harry era el único en el comedor que seguía de pie.
—Oye, pues si que están buenas sí —coincidió Hermione.
—Si yo fuera un pollo sería un caníbal redomado. Me comería mis propias alas —confesó Ron sin dejar de comer—. ¡Estoy así de loco!
(Vale, eso último es de Marshall de "How I Met Your Mother", pero me hacia ilusión ponerlo xD)
—Hey Harry —le llamó Dean—. Supongo que ya queda poco para que veamos todo lo que pasó con los dementores ¿no?
—¡Que emoción! —dijo Lavender dando unas palmadas.
—Si, supongo —dijo Harry sin pensarlo demasiado, ni siquiera había pensado en eso. Pero espera, ¡había hecho algo increíble! ¿Que dirían sus padres sobre ello? ¿Y que diría Ginny? Espera Harry... ¿eso a que ha venido? ¿que más te da lo que diga Ginny? Es cierto... ¿y que diría Cho? Sí, era Cho la chica que le gustaba a Harry. Aunque... No. Ha sido así desde hace tres años, Harry. Pero, pensó Harry, ya no siento lo mismo que antes. Es complicado.
.
—Oye Draco, puede que Pansy tenga hambre —comentó Theodore sin mirarle directamente.
Draco parpadeó un par de veces, se le había olvidado completamente Pansy.
—Bueno, ya vendrá cuando tenga hambre ¿no?
Astoria suspiró.
—Oye, es cierto que la odio y todo eso, pero... Lleváis todos estos años siendo amigos, y reconoce que has dado un cambio muy de sopetón. No puedes esperar que lo entienda todo tan rápido. Deberías ir y hablar con ella.
Draco se rascó la cabeza. Era cierto, no había pensado nada en como se iban a tomar ese cambio sus amigos de toda la vida. Bueno, podía descontar a Crabbe y a Goyle, pero ¿y Zabini y Pansy? Era indudable que ninguno de los dos iba a considerar su cambio como algo bueno.
—Sí, supongo que debería ir —dijo levantándose.
Hasta que salió del Gran Comedor no se dio cuenta de que no tenía ni idea de donde podía estar Pansy. Draco suspiró, pensando en cuan útil podría serle un mapa del merodeador como el de Harry. Digo... Potter.
Decidió bajar hacia las mazmorras y mirar en la sala común, la cual estaba desierta. Frunció el ceño, una cosa era que no estuviera Pansy pero... ¿Y Crabbe y Goyle? Bueno, el castillo era muy grande. Por un momento pensó que Pansy podía estar en su habitación y que no había forma de que el llegase ahí pero, precisamente por esa razón, Pansy no podía estar ahí. Pansy habría ido a un lugar donde Draco pudiera encontrarla. Ella quería ser encontrada. Siempre había hecho lo mismo ¿no? Durante los cinco años que llevaban en Hogwarts cada vez que se enfadaban se escondía en un lugar donde Draco fuera a ir a buscarla. Y si no estaba en la sala común... Solo podía estar en ese lugar. Draco suspiró, iba a tener que salir del castillo.
El le había enseñado ese lugar en su segundo año, poco después de encontrarlo el. No es que fuera un lugar secreto, ni siquiera tenía nada de especial, pero desde que Draco la llevó allí un día, ella siempre iba a ese lugar cuando estaba enfadada con el. Era, obviamente, en el bosque prohibido, un lugar que siempre había atraído y aterrado a Draco. Pero, por supuesto, estaba en la parte clara, Draco no habría sido capaz de adentrarse demasiado. Al estar en una esquina del bosque, junto al muro que separaba los muros de la escuela del mundo exterior, no era un sitio al que la gente soliese ir.
Por fin Draco vio el árbol. Era un árbol tremendamente extraño, tan extraño que resultaría ridículo para un muggle, pero, para un mago, solo era un árbol interesante. Seguramente algún guardabosques más delicado que Hagrid haya hecho que creciese de esa forma. Era un árbol enorme, muy gordo y lleno de hojas por la parte más alta. Tenía, en todo el tronco, unos nudos enormes que iban ascendiendo, simulando una escalera, hasta que empezaban las ramas, las cuales simulaban una escalera con forma de caracol. Y entonces, por arte de magia, te encontrabas rodeado de hojas. Las hojas eran una especie de tapadera. El árbol perfecto para una base secreta de críos.
—En serio —gruñó Draco mientras subia con alguna dificultad—. ¿Como se me ocurrió subir aquí en primer lugar?
Y por fin estaba arriba.
—¿Pansy?
No hubo respuesta.
—Lumos —murmuró Draco.
Gracias a la luz que salía de su varita Draco vio a Pansy sentada en la rama más gorda, de espaldas a el, apoyando medio cuerpo en el tronco del árbol.
—Pansy —volvió a llamarla.
Pero tampoco hubo respuesta.
—Esto no te pega para nada —dijo Draco.
—¿Por qué siempre dices lo mismo cada vez que vienes? —preguntó Pansy sin elevar demasiado la voz.
—Porque siempre me contestas cuando lo hago —respondió Draco sentándose en la rama más cercana a la que ocupaba Pansy,
Pansy sonrió un poco por un momento pero Draco no puedo verlo. Pasó una pierna por la rama y apoyó la espalda en el tronco, quedando de perfil para Draco.
—¿Sabes? —dijo entonces—. Tenía que haberlo sabido.
Draco no dijo nada, Pansy hacia pausas entre comentarios muy a menudo.
—El año pasado, por ejemplo, cuando intente besarte en el baile de navidad y tu me evitaste —sonrió con tristeza—. Pensé que lo hiciste por vergüenza, o porque querías ser tu el que empezara nuestro primer beso... Pero nunca se me pasó por la cabeza que no sintieras lo mismo que yo.
—Pansy...
—Oh, y yo no era la única que lo pensaba. Nuestros padres también, y estaban de acuerdo, ¡hasta hablaban de una boda! Tu madre siempre me enseñaba vestidos de bodas de esa estúpida sección de "Toda bruja debe verse mágica en su noche más especial" de la revista esa que siempre compra.
Draco tragó saliva.
—Llevo cinco años pensando como iba a ser mi vida en el futuro, Draco, y todo a mi alrededor me decía que iba a ser así... —le dio un pequeño golpe al tronco del árbol con la cabeza y dirigió su mirada hacia Draco—... que iba a ser tu esposa.
Draco desvió la mirada de Pansy y miró hacia el suelo.
—¿Oh? ¿Te parece incomoda esta situación? Vaya, discúlpame, no era para nada mi intención. —Draco seguía sin decir nada—. ¿Sabes? Tengo el cuaderno de transformaciones de tercero lleno de nombres de constelaciones que pudieran llegara gustarte. Oh, y menos mal que no estuviste conmigo durante mi examen de adivinación... Eso si te habría hecho estar incomodo.
—Pansy yo...
—No, Draco —dijo Pansy—. No se porque demonios te has convertido en un imbécil de un día para otro, y ni siquiera me importa que ahora te hables con la sucia de la Granger. No me importa para nada, Draco. No quiero oírte. Ni siquiera quiero verte...
—Mientes —dijo Draco entonces—. ¿Entonces que haces aquí?
Pansy no contestó.
—Mira... Yo también he llegado a pensar eso, Pansy, y a veces, hasta me parecía un futuro divertido.
—A veces... —gruñó Pansy.
—Lo único que importa ahora es que he cambiado, y no hay forma de que mi yo actual pueda gustarte, y lo sabes. Y lo siento ¿vale? No he hecho esto para fastidiarte. Simplemente he abierto los ojos y he comprendido muchas cosas que antes no comprendía, de hecho, lo más seguro es que no vaya a caerte nada bien a partir de ahora...
Pansy suspiró.
—Se acabó entonces ¿no?
—¿El qué?
—Pues todo... Ya ni siquiera vas a hablar conmigo.
—Yo...
—No —dijo interrumpiendole—. Tienes razón, supongo que es lo mejor.
—Pansy...
—¡No me lo hagas mas difícil! ¿vale? Me duele a mi más que a ti. Venga, ya puedes irte.
—¿Ah?
—¿No me has oído? Quiero que me dejes sola.
—Estamos comiendo ahora en el comedor ¿quieres...
—¡No tengo hambre! ¡Largate de una vez!
—Puedo traerte algo, si quieres.
—Vete ya... Idiota.
Draco suspiró. Hizo un gesto de despedida con la mano y bajó del árbol.
—Y no sigas siendo amable conmigo...
.
—¿Y Pansy? —le preguntó Blaise cuando volvió Draco al comedor.
—No tiene hambre —dijo Draco simplemente.
—¿Está todo bien? —le preguntó Astoria.
—Es... Complicado... —dijo Draco sujetándose la frente con la mano—. Yo no diría que esta bien... Pero seguramente está como debe estar. Supongo...
—Entiendo —le respondió Astoria—. De todas maneras, come rápido, ya han acabado todos y pronto quitaran la comida.
—No tengo hambre.
Y menos mal que no la tenía porque la comida empezó a desaparecer, plato por plato.
—Ya vasta Ron, déjalo, ya has comido suficiente —escuchó Draco que le decía Hermione a Ron mientras este se llenaba las manos con diferentes dulces y pasteles que no había tenido tiempo de comer.
—Claro que he comido suficiente —dijo el pelirrojo—. Pero hasta la hora de la cena aún queda mucho y me va a entrar hambre antes.
—Si que eres insaciable ¿eh? —le preguntó Hermione divertida.
—Sirius ¿te gustaría leer? —preguntó entonces Dumbledore.
—No —respondió secamente Sirius.
—¿Y que me dice usted, Evans? ¿Le gustaría leer el siguiente capitulo?
—Ahora es Potter, señor —dijo James con una enorme sonrisa.
—Y no tiene porque tratarme de usted o llamarme por el apellido —dijo Lily algo molesta porque a Sirius le llamase por su nombre y a ella no.
—Oh, claro, claro, mis disculpas. Entonces, Lily, ¿te gustaría leer?
—Claro, leeré —dijo Lily con el ceño fruncido. No entendía la razón por la que Dumbledore la hacía leer.
Al ver la expresión de Lily, Dumbledore se lo aclaró:
—Oh, no hay, en realidad, ninguna razón por la que te haya hecho leer.
Lily parpadeó un par de veces ¿entonces por qué?
(Pues por que me ha dado la gana Lily, no hay más. Soy joven, tronco, no me como el coco)
—El vasallo de Lord Voldemort —empezó a leer.
Hermione dio un grito. Black se puso en pie de un salto. Harry saltó también como si hubiera recibido una descarga eléctrica.
—He encontrado esto al pie del sauce boxeador —dijo Snape, arrojando la capa a un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Lupin con la varita—. Muchas gracias, Potter, me ha sido muy útil.
Snape estaba casi sin aliento, pero su cara rebosaba sensación de triunfo.
—Tal vez os preguntéis cómo he sabido que estabais aquí —dijo con los ojos relampagueantes—. Acabo de ir a tu despacho, Lupin. Te olvidaste de tomar la poción esta noche, así que te llevé una copa llena. Fue una suerte. En tu mesa había cierto mapa. Me bastó un vistazo para saber todo lo que necesitaba. Te vi correr por el pasadizo.
—Severus... —comenzó Lupin, pero Snape no lo oyó.
—Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tu viejo amigo Black a entrar en el castillo, Lupin. Y aquí está la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que tuvierais el valor de utilizar este lugar como escondrijo.
—Te equivocas, Severus —dijo Lupin, hablando aprisa—. No lo has oído todo. Puedo explicarlo. Sirius no ha venido a matar a Harry.
—Dos más para Azkaban esta noche —dijo Snape, con los ojos llenos de odio—. Me encantará saber cómo se lo toma Dumbledore. Estaba convencido de que eras inofensivo, ¿sabes, Lupin? Un licántropo domesticado...
—Idiota —dijo Lupin en voz baja—. ¿Vale la pena volver a meter en Azkaban a un hombre inocente por una pelea de colegiales?
¡PUM!
Del final de la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas, semejantes a serpientes, que se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Lupin. Este perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse. Con un rugido de rabia, Black se abalanzó sobre Snape, pero Snape apuntó directamente a sus ojos con la varita.
—Dame un motivo —susurró—. Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo haré.
Black se detuvo en seco. Era imposible decir qué rostro irradiaba más odio. Harry se quedó paralizado, sin saber qué hacer ni a quién creer. Dirigió una mirada a Ron y a Hermione. Ron parecía tan confundido como él, intentando todavía retener a Scabbers. Hermione, sin embargo, dio hacia Snape un paso vacilante y dijo casi sin aliento:
—Profesor Snape, no... no perdería nada oyendo lo que tienen que decir; ¿no cree?
—Señorita Granger; me temo que vas a ser expulsada del colegio —dijo Snape—. Tú, Potter y Weasley os encontráis en un lugar prohibido, en compañía de un asesino escapado y de un licántropo. Y ahora te ruego que, por una vez en tu vida, cierres la boca.
—Pero si... si fuera todo una confusión...
—¡CALLATE, IMBÉCIL! —gritó de repente Snape, descompuesto—. ¡NO HABLES DE LO QUE NO COMPRENDES!
Ante el asombro de todos en el comedor, la profesora McGonagall se había levantado y había propinado al profesor de pociones tal tortazo que, durante días, cada vez que vea su rostro en un espejo verá, de forma totalmente detallada, la mano de McGonagall.
—¡No pienso consentirte nada más! ¡Serás todo lo profesor que quieras, pero has sido mi alumno y, por lo que veo, no has madurado desde que terminaste los estudios! ¡Tratar a un estudiante de esa forma...
Snape no pudo hacer nada más que mirar fijamente el suelo sin decir nada.
—Del final de su varita, que seguía apuntando a la cara de Black, salieron algunas chispas. Hermione guardó silencio, mientras Snape proseguía—. La venganza es muy dulce —le dijo a Black en voz baja—. ¡Habría dado un brazo por ser yo quien te capturara!
—Eres tú quien no comprende, Severus —gruñó Black—. Mientras este muchacho meta su rata en el castillo —señaló a Ron con la cabeza—, entraré en él sigilosamente.
—¿En el castillo? —preguntó Snape con voz melosa—. No creo que tengamos que ir tan lejos. Lo único que tengo que hacer es llamar a los dementores en cuanto salgamos del sauce. Estarán encantados de verte, Black... Tanto que te darán un besito, me atrevería a decir...
(Algunos de vosotros ya sabréis, por todo lo que llevamos de historia, lo poco que me gustan los insultos fuertes. Cosas como "bobo" me pueden parecer divertidas, pero algo como eso de arriba... No. Pero no voy a poner "Malvado chico malo" porque no le da gravedad al asunto, y no voy a poner $@#~€ o cosas por el estilo. Nada de censura.)
El rostro de Black perdió el escaso color que tenía.
—Tienes que escucharme —volvió a decir—. La rata, mira la rata...
Pero había un destello de locura en la expresión de Snape que Harry no había visto nunca. Parecía fuera de sí.
—Vamos todos —ordenó. Chascó los dedos y las puntas de las cuerdas con que había atado a Lupin volvieron a sus manos—. Arrastraré al licántropo. Puede que los dementores lo besen también a él.
Sin saber lo que hacía, Harry cruzó la habitación con tres zancadas y bloqueó la puerta.
—Quítate de en medio, Potter. Ya estás metido en bastantes problemas —gruñó Snape—. Si no hubiera venido para salvarte...
—El profesor Lupin ha tenido cientos de oportunidades de matarme este curso —explicó Harry—. He estado solo con él un montón de veces, recibiendo clases de defensa contra los dementores. Si es un compinche de Black, ¿por qué no acabó conmigo?
—No me pidas que desentrañe la mente de un licántropo —susurró Snape—. Quítate de en medio, Potter.
—¡DA USTED PENA! —gritó Harry—. ¡SE NIEGA A ESCUCHAR SÓLO PORQUE SE BURLARON DE USTED EN EL COLEGIO!
—¡SILENCIO! ¡NO PERMITIRÉ QUE ME HABLES ASÍ! —chilló Snape, más furioso que nunca—. ¡De tal palo tal astilla, Potter! ¡Acabo de salvarte el pellejo, tendrías que agradecérmelo de rodillas! ¡Te estaría bien empleado si te hubiera matado! Habrías muerto como tu padre, demasiado arrogante para desconfiar de Black. Ahora quítate de en medio o te quitaré yo. ¡APARTATE, POTTER!
Harry se decidió en una fracción de segundo. Antes de que Snape pudiera dar un paso hacia él había alzado la varita.
—¡Expeliarmo! —gritó.
—¡Expeliarmus! —gritó.
—¿Va en serio? —preguntó Cho estupefacta.
Harry no pudo evitar sonreír levemente a pesar de saber que agredir a un profesor no era algo bueno.
Pero la suya no fue la única voz que gritó.
Una ráfaga de aire movió la puerta sobre sus goznes. Snape fue alzado en el aire y lanzado contra la pared. Luego resbaló hasta el suelo, con un hilo de sangre que le brotaba de la cabeza.
Estaba sin conocimiento.
Harry miró a su alrededor. Ron y Hermione habían intentado desarmar a Snape en el mismo momento que él.
La varita de Snape planeó trazando un arco y aterrizó sobre la cama, al lado de Crookshanks.
—No deberías haberlo hecho —dijo Black mirando a Harry—. Tendrías que habérmelo dejado a mí...
Harry rehuyó los ojos de Black. No estaba seguro, ni si—quiera en aquel momento, de haber hecho lo que debía.
—¡Hemos agredido a un profesor...! ¡Hemos agredido a un profesor...! —gimoteaba Hermione, mirando asustada a Snape, que parecía muerto—. ¡Vamos a tener muchos problemas!
Lupin forcejeaba para librarse de las ligaduras. Black se inclinó para desatarlo. Lupin se incorporó, frotándose los lugares entumecidos por las cuerdas.
—Gracias, Harry —dijo.
—Aún no creo en usted —repuso Harry.
—Entonces es hora de que te ofrezcamos alguna prueba —dijo Black—. Muchacho, entrégame a Peter. Ya.
Ron apretó a Scabbers aún más fuertemente contra el pecho.
—Venga —respondió débilmente—, ¿quiere que me crea que escapó usted de Azkaban sólo para atrapar a Scabbers? Quiero decir... —Miró a Harry y a Hermione en busca de apoyo—. De acuerdo, supongamos que Pettigrew pueda transformarse en rata... Hay millones de ratas. ¿Cómo sabía, estando en Azkaban, cuál era la, que buscaba?
—¿Sabes, Sirius? Ésa es una buena pregunta —observó Lupin, volviéndose hacia Black y frunciendo ligeramente el entrecejo—. ¿Cómo supiste dónde estaba?
Black metió dentro de la túnica una mano que parecía una garra y sacó una página arrugada de periódico, la alisó y se la enseñó a todos. Era la foto de Ron y su familia que había aparecido en el diario El Profeta el verano anterior. Sobre el hombro de Ron se encontraba Scabbers.
—¿Cómo lo conseguiste? —preguntó Lupin a Black, estupefacto.
—Fudge —explicó Black—. Cuando fue a inspeccionar Azkaban el año pasado, me dio el periódico. Y ahí estaba Peter, en primera plana... en el hombro de este chico. Lo reconocí enseguida. Cuántas veces lo vi transformarse. Y el pie de foto decía que el muchacho volvería a Hogwarts, donde estaba Harry...
—¡Dios mío! —dijo Lupin en voz baja, mirando a Scabbers, luego la foto y otra vez a Scabbers—. Su pata delantera...
—¿Qué le ocurre? —preguntó Ron, poniéndose chulito.
—Le falta un dedo —explicó Black.
—Claro —dijo Lupin—. Sencillo... e ingenioso. ¿Se lo cortó él?
—Poco antes de transformarse —dijo Black—. Cuando lo arrinconé, gritó para que toda la calle oyera que yo había traicionado a Lily y a James. Luego, para que no pudiera echarle ninguna maldición, abrió la calle con la varita en su espalda, mató a todos los que se encontraban a siete metros a la redonda y se metió a toda velocidad por la alcantarilla, con las demás ratas...
—¿Nunca lo has oído, Ron? —le preguntó Lupin—. El mayor trozo que encontraron de Peter fue el dedo.
—Mire, seguramente Scabbers tuvo una pelea con otra rata, o algo así. Ha estado con mi familia desde siempre.
—Doce años exactamente ¿No te has preguntado nunca por qué vive tanto?
—Bueno, la hemos cuidado muy bien —dijo Ron.
—Pero ahora no tiene muy buen aspecto, ¿verdad? —observó Lupin—. Apostaría a que su salud empeoró cuando supo que Sirius se había escapado.
—¡La ha asustado ese gato loco! —repuso Ron, señalando con la cabeza a Crookshanks, que seguía ronroneando en la cama.
Pero no había sido así, pensó Harry inmediatamente. Scabbers ya tenía mal aspecto antes de encontrar a Crookshanks. Desde que Ron volvió de Egipto. Desde que Black escapó...
—Este gato no está loco —dijo Black con voz ronca. Alargó una mano huesuda y acarició la cabeza mullida de Crookshanks—. Es el más inteligente que he visto en mi vida. Reconoció a Peter inmediatamente. Y cuando me encontró supo que yo no era un perro de verdad. Pasó un tiempo antes de que confiara en mí. Finalmente, me las arreglé para hacerle entender qué era lo que pretendía, y me ha estado ayudando...
—¿Qué quiere decir? —preguntó Hermione en voz baja.
—Intentó que Peter se me acercara, pero no pudo... Así que se apoderó de las contraseñas para entrar en la torre de Gryffindor. Según creo, las cogió de la mesilla de un muchacho...
El cerebro de Harry empezaba a hundirse por el peso de las muchas cosas que oía. Era absurdo... y sin embargo...
—Sin embargo, Peter se olió lo que ocurría y huyó. Este gato, ¿decís que se llama Crookshanks?, me dijo que Peter había dejado sangre en las sábanas. Supongo que se mordió... Simular su propia muerte ya había resultado en otra ocasión.
Estas palabras impresionaron a Harry y lo sacaron de su ensimismamiento.
—¿Y por qué fingió su muerte? —preguntó furioso—. Porque sabía que usted lo quería matar; como mató a mis padres.
—No, Harry —dijo Lupin.
—Y ahora ha venido para acabar con él.
—Sí, es verdad —dijo Black, dirigiendo a Scabbers una mirada diabólica.
—Entonces yo tendría que haber permitido que Snape lo entregara —gritó Harry.
—Harry —dijo Lupin apresuradamente—, ¿no te das cuenta? Durante todo este tiempo hemos pensado que Sirius había traicionado a tus padres y que Peter lo había perseguido. Pero fue al revés, ¿no te das cuenta? Peter fue quien traicionó a tus padres. Sirius le siguió la pista y...
—¡ESO NO ES CIERTO! —gritó Harry—. ¡ERA SU GUARDIÁN SECRETO! ¡LO RECONOCIÓ ANTES DE QUE USTED APARECIESE! ¡ADMITIÓ QUE LOS MATÓ!
Señalaba a Black, que negaba lentamente con la cabeza. Sus ojos hundidos brillaron de repente.
—Harry..., la verdad es que fue como si los hubiera matado yo —gruñó—. Persuadí a Lily y a James en el último momento de que utilizaran a Peter. Los persuadí de que lo utilizaran a él como guardián secreto y no a mí. Yo tengo la culpa, lo sé. La noche que murieron había decidido vigilar a Peter, asegurarme de que todavía era de fiar. Pero cuando llegué a su guarida, ya se había ido. No había señal de pelea alguna. No me dio buena espina. Me asusté. Me puse inmediatamente en camino hacia la casa de tus padres. Y cuando la vi destruida y sus cuerpos... me di cuenta de lo que Peter había hecho. Y de lo que había hecho yo.
Abrió los ojos decidida, Sirius y Remus habían cargado con esto, James también iba a hacerlo, así que ella tenía que hacerlo también.
Su voz se quebró. Se dio la vuelta.
—Es suficiente —dijo Lupin, con una nota de acero en la voz que Harry no le había oído nunca—. Hay un medio infalible de demostrar lo que verdaderamente sucedió. Ron, entrégame la rata.
—¿Qué va a hacer con ella si se la doy? —preguntó Ron con nerviosismo.
—Obligarla a transformarse —respondió Lupin—. Si de verdad es sólo una rata, no sufrirá ningún daño.
Ron dudó. Finalmente puso a Scabbers en las manos de Lupin. Scabbers se puso a chillar sin parar; retorciéndose y agitándose. Sus ojos diminutos y negros parecían salirse de las órbitas.
—¿Preparado, Sirius? —preguntó Lupin.
Black ya había recuperado la varita de Snape, que había caído en la cama. Se aproximó a Lupin y a la rata. Sus ojos húmedos parecían arder.
—¿A la vez? —preguntó en voz baja.
—Venga —respondió Lupin, sujetando a Scabbers con una mano y la varita con la otra—. A la de tres. ¡Una, dos y... TRES!
Un destello de luz azul y blanca salió de las dos varitas. Durante un momento Scabbers se quedó petrificada en el aire, torcida, en posición extraña. Ron gritó. La rata golpeó el suelo al caer. Hubo otro destello cegador y entonces...
Fue como ver la película acelerada del crecimiento de un árbol. Una cabeza brotó del suelo. Surgieron las piernas y los brazos. Al cabo de un instante, en el lugar de Scabbers se hallaba un hombre, encogido y retorciéndose las manos. Crookshanks bufaba y gruñía en la cama, con el pelo erizado.
Era un hombre muy bajito, apenas un poco más alto que Harry y Hermione. Tenía el pelo ralo y descolorido, con calva en la coronilla. Parecía encogido, como un gordo que hubiera adelgazado rápidamente. Su piel parecía roñosa, casi como la de Scabbers, y le quedaba algo de su anterior condición roedora en lo puntiagudo de la nariz y en los ojos pequeños y húmedos. Los miró a todos, respirando rápida y superficialmente. Harry vio que sus ojos iban rápidamente hacia la puerta.
—Hola, Peter —dijo Lupin con voz amable, como si fuera normal que las ratas se convirtieran en antiguos compañeros de estudios—. Cuánto tiempo sin verte.
—Si... Sirius. Re... Remus —incluso la voz de Pettigrew era como de rata. Volvió a mirar a la puerta—. Amigos, queridos amigos...
Black levantó el brazo de la varita, pero Lupin lo sujetó por la muñeca y le echó una mirada de advertencia. Entonces se volvió a Pettigrew con voz ligera y despreocupada.
—Acabamos de tener una pequeña charla, Peter, sobre lo que sucedió la noche en que murieron Lily y James. Quizás te hayas perdido alguno de los detalles más interesantes mientras chillabas en la cama.
—Remus —dijo Pettigrew con voz entrecortada, y Harry vio gotas de sudor en su pálido rostro—, no lo creerás, ¿verdad? Intentó matarme a mí...
—Eso es lo que hemos oído —dijo Lupin más fríamente—. Me gustaría aclarar contigo un par de puntos, Peter; si fueras tan...
—¡Ha venido porque otra vez quiere matarme! —chilló Pettigrew señalando a Black, y Harry vio que utilizaba el dedo corazón porque le faltaba el índice—. ¡Mató a Lily y a James, y ahora quiere matarme a mí...! ¡Tienes que protegerme, Remus!
El rostro de Black semejaba más que nunca una calavera, mientras miraba a Peter Pettigrew con sus ojos insondables.
—Nadie intentará matarte antes de que aclaremos algunos puntos —dijo Lupin.
—¿Aclarar puntos? —chilló Pettigrew, mirando una vez más a su alrededor; hacia las ventanas cegadas y hacia la única puerta—. ¡Sabía que me perseguiría! ¡Sabía que volvería a buscarme! ¡He temido este momento durante doce años!
—¿Sabías que Sirius se escaparía de Azkaban cuando nadie lo había conseguido hasta ahora? —preguntó Lupin, frunciendo el entrecejo.
—¡Tiene poderes oscuros con los que los demás sólo podemos soñar! —chilló Pettigrew con voz aguda—. ¿Cómo, si no, iba a salir de allí? Supongo que El Que No Debe Nombrarse le enseñó algunos trucos.
Black comenzó a sacudirse con una risa triste y horrible que llenó la habitación.
—¿Que Voldemort me enseñó trucos? —dijo y Peter Pettigrew retrocedió como si Black acabara de blandir un látigo en su dirección—. ¿Qué te ocurre? ¿Te asustas al oír el nombre de tu antiguo amo? —preguntó Black—. No te culpo, Peter. Sus secuaces no están muy contentos de ti, ¿verdad?
—No sé... qué quieres decir, Sirius —murmuró Pettigrew, respirando más aprisa aún. Todo su rostro brillaba de sudor.
—No te has estado ocultando durante doce años de mí —dijo Black—. Te has estado ocultando de los viejos seguidores de Voldemort. En Azkaban oí cosas. Todos piensan que si no estás muerto, deberías aclararles algunas dudas. Les he oído gritar en sueños todo tipo de cosas. Cosas como que el traidor les había traicionado. Voldemort acudió a la casa de los Potter por indicación tuya y allí conoció la derrota. Y no todos los seguidores de Voldemort han terminado en Azkaban, ¿verdad? Aún quedan muchos libres, esperando su oportunidad, fingiendo arrepentimiento... Si supieran que sigues vivo...
—No entiendo de qué hablas... —dijo de nuevo Pettigrew, con voz más chillona que nunca. Se secó la cara con la manga y miró a Lupin—. No creerás nada de eso, de esa locura...
—Tengo que admitir; Peter, que me cuesta comprender por qué un hombre inocente se pasa doce años convertido en rata —dijo Lupin impasible.
—¡Inocente, pero asustado! —chilló Pettigrew—. Si los seguidores de Voldemort me persiguen es porque yo metí en Azkaban a uno de sus mejores hombres: el espía Sirius Black.
El rostro de Black se contorsionó.
—¿Cómo te atreves? —gruñó, y su voz se asemejó de repente a la del perro enorme que había sido—. ¿Yo, espía de Voldemort? ¿Cuándo he husmeado yo a los que eran más fuertes y poderosos? Pero tú, Peter... no entiendo cómo no comprendí desde el primer momento que eras tú el espía. Siempre te gustó tener amigos corpulentos para que te protegieran, ¿verdad? Ese papel lo hicimos nosotros: Remus y yo... y James...
Pettigrew volvió a secarse el rostro; le faltaba el aire.
—¿Yo, espía...? Estás loco. No sé cómo puedes decir...
—Lily y James te nombraron guardián secreto sólo porque yo se lo recomendé —susurró Black con tanto odio que Pettigrew retrocedió—. Pensé que era una idea perfecta... una trampa. Voldemort iría tras de mí, nunca pensaría que los Potter utilizarían a alguien débil y mediocre como tú... Sin duda fue el mejor momento de tu miserable vida, cuando le dijiste a Voldemort que podías entregarle a los Potter.
Pettigrew murmuraba cosas, aturdido. Harry captó palabras como «inverosímil» y «locura», pero no podía dejar de fijarse sobre todo en el color ceniciento de la cara de Pettigrew y en la forma en que seguía mirando las ventanas y la puerta.
—¿Profesor Lupin? —dijo Hermione, tímidamente—. ¿Puedo decir algo?
—Por supuesto, Hermione —dijo Lupin cortésmente.
—Pues bien, Scabbers..., quiero decir este... este hombre... ha estado durmiendo en el dormitorio de Harry durante tres años. Si trabaja para Quien Usted Sabe, ¿cómo es que nunca ha intentado hacerle daño?
—Eso es —dijo Pettigrew con voz aguda, señalando a Hermione con la mano lisiada—. Gracias. ¿Lo ves, Remus? ¡Nunca le he hecho a Harry el más leve daño! ¿Por qué no se lo he hecho?
—Yo te diré por qué —dijo Black—. Porque no harías nada por nadie si no te reporta un beneficio. Voldemort lleva doce años escondido, dicen que está medio muerto. Tú no cometerías un asesinato delante de Albus Dumbledore por servir a una piltrafa de brujo que ha perdido todo su poder; ¿a que no? Tendrías que estar seguro de que es el más fuerte en el juego antes de volver a ponerte de su parte. ¿Para qué, si no, te alojaste en una familia de magos? Para poder estar informado, ¿verdad, Peter? Sólo por si tu viejo protector recuperaba las fuerzas y volvía a ser conveniente estar con él.
Pettigrew abrió y cerró la boca varias veces. Se había quedado sin habla.
—Eh... ¿Señor Black... Sirius? —preguntó tímidamente Hermione. —A Black le sorprendió que lo interpelaran de esta manera, y miró a Hermione fijamente, como si nadie se hubiera dirigido a él con tal respeto en los últimos años—. Si no le importa que le pregunte, ¿cómo escapó usted de Azkaban? Si no empleó magia negra...
—¡Gracias! —dijo Pettigrew, asintiendo con la cabeza—. ¡Exacto! ¡Eso es precisamente lo que yo...!
Pero Lupin lo silenció con una mirada. Black fruncía ligeramente el entrecejo con los ojos puestos en Hermione, pero no como si estuviera enfadado con ella: más bien parecía meditar la respuesta.
—No sé cómo lo hice —respondió—. Creo que la única razón por la que nunca perdí la cabeza es que sabía que era inocente. No era un pensamiento agradable, así que los dementores no me lo podían absorber... Gracias a eso conservé la cordura y no olvidé quién era... Gracias a eso conservé mis poderes... así que cuando ya no pude aguantar más me convertí en perro. Los dementores son ciegos, como sabéis. —Tragó saliva—. Se dirigen hacia la gente porque perciben sus emociones... Al convertirme en perro, notaron que mis sentimientos eran menos humanos, menos complejos, pero pensaron, claro, que estaba perdiendo la cabeza, como todo el mundo, así que no se preocuparon. Pero yo me encontraba débil, muy débil, y no tenía esperanza de alejarlos sin una varita. Entonces vi a Peter en aquella foto... comprendí que estaba en Hogwarts, con Harry... en una situación perfecta para actuar si oía decir que el Señor de las Tinieblas recuperaba fuerzas... —Pettigrew negó con la cabeza y movió la boca sin emitir sonido alguno, mirando a Black como hipnotizado—... Estaba dispuesto a hacerlo en cuanto estuviera seguro de sus aliados..., estaba dispuesto a entregarles al último de los Potter. Si les entregaba a Harry, ¿quién se atrevería a pensar que había traicionado a lord Voldemort? Lo recibirían con honores...
—Así que ya veis, tenía que hacer algo. Yo era el único que sabía que Peter estaba vivo...
Harry recordó lo que el padre de Ron le había dicho a su esposa: «Los guardianes dicen que hacía tiempo que Black hablaba en sueños. Siempre decía las mismas palabras: “Está en Hogwarts.”»
—Era como si alguien hubiera prendido una llama en mi cabeza, y los dementores no podían apagarla. No era un pensamiento agradable..., era una obsesión... pero me daba fuerzas, me aclaraba la mente. Por eso, una noche, cuando abrieron la puerta para dejarme la comida, salí entre ellos, en forma de perro. Les resulta tan difícil percibir las emociones animales que se confundieron. Estaba delgado, muy delgado... Lo bastante delgado para pasar a través de los barrotes. Nadé como un perro. Viajé hacia el norte y me metí en Hogwarts con la forma de perro... He vivido en el bosque desde entonces... menos cuando iba a ver el partido de quidditch, claro... Vuelas tan bien como tu padre, Harry... —Miró al muchacho, que esta vez no apartó la vista—. Créeme —añadió Black—. Créeme. Nunca traicioné a James y a Lily. Antes habría muerto.
Y Harry lo creyó.
Asintió con la cabeza, con un nudo en la garganta.
—¡No!
Pettigrew se había arrodillado, como si el gesto de asentimiento de Harry hubiera sido su propia sentencia de muerte. Fue arrastrándose de rodillas, humillándose, con las manos unidas en actitud de rezo.
—Sirius, soy yo, soy Peter... tu amigo. No..., tú no...
Black amagó un puntapié y Pettigrew retrocedió.
—Ya hay bastante suciedad en mi túnica sin que tú la toques.
—¡Remus! —chilló Pettigrew volviéndose hacia Lupin, retorciéndose ante él, implorante—. Tú no lo crees. ¿No te habría contado Sirius que habían cambiado el plan?
—No si creía que el espía era yo, Peter —dijo Lupin—. Supongo que por eso no me lo contaste, Sirius —dijo Lupin despreocupadamente, mirándolo por encima de Pettigrew.
—Perdóname, Remus —dijo Black.
—No hay por qué, Canuto, viejo amigo —respondió Lupin, subiéndose las mangas—. Y a cambio, ¿querrás perdonar que yo te creyera culpable?
—Por supuesto —respondió Black, y un asomo de sonrisa apareció en su demacrado rostro. También empezó a remangarse—. ¿Lo matamos juntos?
—Creo que será lo mejor —dijo Lupin con tristeza.
—No lo haréis, no seréis capaces... —dijo Pettigrew. Y se volvió hacia Ron, arrastrándose—. Ron, ¿no he sido un buen amigo?, ¿una buena mascota? No dejes que me maten, Ron. Estás de mi lado, ¿a que sí?
Pero Ron miraba a Pettigrew con repugnancia.
—¡Te dejé dormir en mi cama! —dijo.
—Buen muchacho... buen amo... —Pettigrew siguió arrastrándose hacia Ron—. No lo consentirás... yo era tu rata... fui una buena mascota...
—Si eras mejor como rata que como hombre, no tienes mucho de lo que alardear —dijo Black con voz ronca.
Ron, palideciendo aún más a causa del dolor; alejó su pierna rota de Pettigrew. Pettigrew giró sobre sus rodillas, se echó hacia delante y asió el borde de la túnica de Hermione.
—Dulce criatura... inteligente muchacha... no lo consentirás... ayúdame...
Hermione tiró de la túnica para soltarla de la presa de Pettigrew y retrocedió horrorizada.
Pettigrew temblaba sin control y volvió lentamente la cabeza hacia Harry
—Harry, Harry.. qué parecido eres a tu padre... igual que él...
—¿CÓMO TE ATREVES A HABLAR A HARRY? —bramó Black—. ¿CÓMO TE ATREVES A MIRARLO A LA CARA? ¿CÓMO TE ATREVES A MENCIONAR A JAMES DELANTE DE ÉL?
—Harry —susurró Pettigrew, arrastrándose hacia él con las manos extendidas—, Harry, James no habría consentido que me mataran... James habría comprendido, Harry... Habría sido clemente conmigo...
Tanto Black como Lupin se dirigieron hacia él con paso firme, lo cogieron por los hombros y lo tiraron de espaldas al suelo. Allí quedó, temblando de terror; mirándolos fijamente.
—Vendiste a Lily y a James a lord Voldemort —dijo Black, que también temblaba—. ¿Lo niegas?
Pettigrew rompió a llorar. Era lamentable verlo: parecía un niño grande y calvo que se encogía de miedo en el suelo.
—Sirius, Sirius, ¿qué otra cosa podía hacer? El Señor de las Tinieblas... no tienes ni idea... Tiene armas que no podéis imaginar... Estaba aterrado, Sirius. Yo nunca fui valiente como tú, como Remus y como James. Nunca quise que sucediera... El Que No Debe Nombrarse me obligó.
—¡NO MIENTAS! —BRAMÓ BLACK—. ¡LE HABÍAS ESTADO PASANDO INFORMACIÓN DURANTE UN AÑO ANTES DE LA MUERTE DE LILY Y DE JAMES! ¡ERAS SU ESPÍA!
—¡Estaba tomando el poder en todas partes! —dijo Pettigrew entrecortadamente—. ¿Qué se ganaba enfrentándose a él?
—¿Qué se ganaba enfrentándose al brujo más malvado de la Historia? —preguntó Black, furioso—. ¡Sólo vidas inocentes, Peter!
—¡No lo comprendes! —gimió Pettigrew—. Me habría matado, Sirius.
—¡ENTONCES DEBERÍAS HABER MUERTO! —bramó Black—. ¡MEJOR MORIR QUE TRAICIONAR A TUS AMIGOS!
¡TODOS HABRÍAMOS PREFERIDO LA MUERTE A TRAICIONARTE A TI!
Black y Lupin se mantenían uno al lado del otro, con las varitas levantadas.
—Tendrías que haberte dado cuenta —dijo Lupin en voz baja— de que si Voldemort no te mataba lo haríamos nosotros. Adiós, Peter.
Hermione se cubrió el rostro con las manos y se volvió hacia la pared.
—¡No! —gritó Harry Se adelantó corriendo y se puso entre Pettigrew y las varitas—. ¡No podéis matarlo! —dijo sin aliento—. No podéis.
Tanto Black como Lupin se quedaron de piedra.
—Harry, esta alimaña es la causa de que no tengas padres —gruñó Black—. Este ser repugnante te habría visto morir a ti también sin mover ni un dedo. Ya lo has oído. Su propia piel maloliente significaba más para él que toda tu familia.
—Lo sé —jadeó Harry—. Lo llevaremos al castillo. Lo entregaremos a los dementores. Puede ir a Azkaban. Pero no lo matéis.
—¡Harry! —exclamó Pettigrew entrecortadamente, y rodeó las rodillas de Harry con los brazos—. Tú... gracias. Es más de lo que merezco. Gracias.
—Suéltame —dijo Harry, apartando las manos de Pettigrew con asco—. No lo hago por ti. Lo hago porque creo que mi padre no habría deseado que sus mejores amigos se convirtieran en asesinos por culpa tuya.
Nadie se movió ni dijo nada, salvo Pettigrew, que jadeaba con la mano crispada en el pecho. Black y Lupin se miraron. Y bajaron las varitas a la vez.
—Tú eres la única persona que tiene derecho a decidir; Harry —dijo Black—. Pero piensa, piensa en lo que hizo.
—Que vaya a Azkaban —repitió Harry—. Si alguien merece ese lugar; es él.
Pettigrew seguía jadeante detrás de él.
—De acuerdo —dijo Lupin—. Hazte a un lado, Harry
—Harry dudó—. Voy a atarlo —añadió Lupin—. Nada más, te lo juro.
Harry se quitó de en medio. Esta vez fue de la varita de Lupin de la que salieron disparadas las cuerdas, y al cabo de un instante Pettigrew se retorcía en el suelo, atado y amordazado.
—Pero si te transformas, Peter —gruñó Black, apuntando a Pettigrew con su varita—, te mataremos. ¿Estás de acuerdo, Harry?
Harry bajó la vista para observar la lastimosa figura, y asintió de forma que lo viera Pettigrew.
—De acuerdo —dijo de repente Lupin, como cerrando un trato—. Ron, no sé arreglar huesos como la señora Pomfrey pero creo que lo mejor será que te entablillemos la pierna hasta que te podamos dejar en la enfermería.
Se acercó a Ron aprisa, se inclinó, le golpeó en la pierna con la varita y murmuró:
—¡Férula!
Unas vendas rodearon la pierna de Ron y se la ataron a una tablilla. Lupin lo ayudó a ponerse en pie. Ron se apoyó con cuidado en la pierna y no hizo ni un gesto de dolor.
—Mejor —dijo—. Gracias.
—¿Y qué hacemos con el profesor Snape? —preguntó Hermione, en voz baja, mirando a Snape postrado en el suelo.
—No le pasa nada grave —explicó Lupin, inclinándose y tomándole el pulso—. Sólo os pasasteis un poco. Sigue sin conocimiento. Eh... tal vez sea mejor dejarlo así hasta que hayamos vuelto al castillo. Podemos llevarlo tal como está. —Luego murmuro—: Mobilicorpus.
El cuerpo inconsciente de Snape se incorporó como si tiraran de él unas cuerdas invisibles atadas a las muñecas, el cuello y las rodillas. La cabeza le colgaba como a una marioneta grotesca. Estaba levantado unos centímetros del suelo y los pies le colgaban. Lupin cogió la capa invisible y se la guardó en el bolsillo.
—Dos de nosotros deberían encadenarse a esto —dijo Black, dándole a Pettigrew un puntapié—, sólo para estar seguros.
—Yo lo haré —se ofreció Lupin.
—Y yo —dijo Ron, con furia y cojeando.
Black hizo aparecer unas esposas macizas. Pettigrew volvió a encontrarse de pie, con el brazo izquierdo encadenado al derecho de Lupin y el derecho al izquierdo de Ron. El rostro de Ron expresaba decisión. Se había tomado la verdadera identidad de Scabbers como un insulto.
Crookshanks saltó ágilmente de la cama y se puso el primero, con la cola alegremente levantada.
—Aquí acaba —dijo Lily suspirando, algo aliviada por haber acabado de leer.
—Bien, bien —dijo Dumbledore sonriendo—. Ronald Weasley, ¿le gustaría leer el siguiente?
Ron supuso que iba a comenzar esa aventura en la que el no participo y de la que sabía poca cosa así que... ¡Claro que quería leerla!
—Por supuesto —dijo levantándose y tomando el libro de las manos de la madre de su mejor amigo—. El beso del dementor.
—Bien, bien —dijo Dumbledore sonriendo—. Ronald Weasley, ¿le gustaría leer el siguiente?
Ron supuso que iba a comenzar esa aventura en la que el no participo y de la que sabía poca cosa así que... ¡Claro que quería leerla!
—Por supuesto —dijo levantándose y tomando el libro de las manos de la madre de su mejor amigo—. El beso del dementor.
VALE, ATENCIÓN TODO EL MUNDO. HAY UNA COSA QUE NO ME CUADRA EN ABSOLUTO, QUE NO ENTIENDO Y QUE, NO SE PORQUE, NUNCA SE ME HABÍA OCURRIDO.
FRED Y GEORGE TENÍAN EL MAPA DEL MERODEADOR... ¡PERO NO LO ENTIENDO! ¿COMO DEMONIOS NO HAN DICHO NADA SOBRE QUE SU HERMANO DUERME TODOS LOS DÍAS CON ALGUIEN LLAMADO "PETER PETTIGREW"?
Perdón por las mayúsculas, pero no he podido contenerme. Aaaaah... ¡Quiero gritar! ¡No entiendo nadaaaaaa!
Dejando eso aparte... Seguramente el domingo me vaya a la playa y me quede... un tiempo indefinido. No tengo portátil, así que me va a ser difícil escribir. Espero conseguirlo de alguna manera pero sino... Bueno, al menos estáis avisados.
Bye!